Un amor intermedio, que no es oscuridad, tampoco luz. Un amor perpetuado en un instante que se esfumó al salir el sol. Eso eres y serás siempre…
No habrá cafés en las mañanas, ni largas platicas sobre la vida y el amor o sobre lo absurdo y lo vano; no veré el color de tus ojos a la luz del sol, ni sabrás mis manías a la hora del almuerzo; no habrá lugar para soñar juntos, ni espacio para el futuro. Somos el aquí y el ahora, sólo caricias y besos vacíos, gemidos y una dosis de éxtasis, dos cuerpos extraños que en la aurora se funden y se hacen uno, para luego desconocerse de nuevo y no dejar rastro alguno.
La mañana entra impetuosa por mi ventana, ya no hay ropa en el piso y mi sostén reposa en mi pecho, como si todo hubiera sido un sueño confuso del que solo recuerdo instantes. porque sólo eso eres, un instante entre la noche y el día, entre el amor y la indiferencia, entre la muerte y la vida.