Intento escribirle de nuevo pero no lo consigo, ya no hallo su la silueta de su esencia en mi mente, se ha desvanecido poco a poco en cada intento vacío, esperarlo se ha vuelto cada vez más agotador; intentar encontrarlo en las nuevas personas que van llegando a mi vida me ha hecho perder el horizonte. Antes escribirle me resultaba tan natural, era casi como si pudiera sentir su presencia a mi lado mientras le escribía. Pero ya no lo logro.
Otro atardecer que observo sola y no me importa, me gusta mi compañía, pero en algún momento espere que el sol nos tiñera de naranja a los dos. Ya me estoy cansando de intentarlo, me siento agotada de dar oportunidades que caen al vacío. De la niña dulce, detallista, impulsiva, amorosa, solo me queda el recuerdo, ya no sé ser ella y cuando lo intento con la persona equivocada todo rebota hacia mí golpeándome con fuerza. Me convertí en un cumulo de miedos, miedo a ser, a sentir, a expresar. ¿En qué momento querer se convirtió en un juego de egos, donde gana puntos el que menos siente, el que menos demuestra? Ha sido difícil adaptarme a un mundo así, muchas veces me he refugiado en la soledad para evitar caer en un juego donde seguramente tengo las de perder.
Pienso en la niña que era hace unos 9 años atrás, esa niña que apenas vivía su primer amor, esa que se le pasaba haciendo cartas, dedicando canciones, que decía “te amo” sin ningún temor y no sé si compadecerle o envidiarle. Hoy por hoy temo decir un “me gustas” y mucho más aun un “te quiero”, me restrinjo tanto y guardo tantas emociones dentro de mí para no salir perdiendo que al final duele, al final todas las palabras que no soy capaz de decir se me quedan en la garganta y me ahogan. De modo tal que pensar en él, en ese amor de la vida que se supone a todos nos corresponde, se ha vuelto doloroso, agotador, desesperanzador. A veces temo que cuando en realidad llegue, este tan llena de temores y rodeada de barreras que lo deje pasar o no le de todo lo que pueda merecer. Sin embrago, no me queda más que esperar, seguir refugiada en mí, en mis proyectos, en mis estudios, en todas esas cosas que te distraen la mente de pensamientos que parecen no ser importantes.
Tal vez, un día cuando menos lo espere esté de suerte y llegue él y me despoje de los miedos y tumbe los muros y entonces amar vuelva a parecer un juego de niños donde todo es transparente, sincero, divertido y sin miedos. Tal vez algún día pueda encontrar de nuevo las palabras para escribirle una carta más o para seguir dedicándole palabras por lo que pudiese ser una eternidad.
Bella entrada, cuando el amor llega, arrasa con todo…espero de todo corazón que llegue el inunde tu vida de sinceridad, seguridad, divertido…trasparente como dices!!!
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Esta grandioso tu escrito, me siento identificado plenamente!!
Solo una cosita, en el segundo renglon creo que el «su» de… Hallo la silueta… Sobra.
Por fitas, sigue escribiendo, lo haces muy genial.
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